viernes, 8 de noviembre de 2013

Boceto de Tahití








En marzo de 2012 Nortesur publicaba una edición de Antes y despúes, de Paul Gauguin, un libro autorreflexivo y de memorias.

Como siempre hacíamos, habíamos buscado textos para enriquecer la edición, ya fuera con trabajos de apoyo o con otras obras que le dieran luz y referencia. 


En este caso descubrí, pues yo lo desconocía, este texto:


Gauguin. La larga huida  de  MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN


Fui a la biblioteca y lo leí. A medida que avanzaba en la lectura, iba experimentando una creciente emoción, la propia de los descubrimientos que confirman una sospecha. Gauguin y Vázquez Montalbán estaban unidos por una afinidad, más opaca que la de las tendencias comunes, la de los destinos cruzados y paralelos. Ambos huyeron, si. Para ellos la vida fue una huída. 
Recordé la noticia de la muerte de MVM, causada por un infarto en el aeropuerto de Bangkok, como la de Gauguin en el meollo de lo exótico, la selva, justo cuando los dos pretendían regresar a casa, un regreso que prolongaba, culminaba, su viaje de fugitivos.
Llamé a D. para explicárselo. Gauguin ya podía llevar su complemento literario.
Llevárselo.




El de Gauguin fue un viaje constantemente iniciático, un viaje simbólico desde las tinieblas hasta la luz.
Manuel Vázquez Montalbán