domingo, 1 de junio de 2014

Lewis Carroll, un conejo lógico

Charles Lutwidge Dodgson, alias Lewis Carroll, fue profesor de matemáticas, escritor y fotógrafo. Carroll tuvo una extraña virtud: en su persona se reunieron todas las tendencias despendoladas de la cultura victoriana, además de una figurada y múltiple personalidad que hace pensar en el prototipo del escritor moderno. Tanto es así, que se llegó a sospechar que era el mismísimo Jack el Destripador, un síntoma de la represión social, que asocia al crimen aquello que no está bien ordenado.











Fue bibliotecario como Jorge Luis Borges, Marcel Proust , Rubén Darío, Reinaldo Arenas, Eugenio D'Ors y otros muchos.

Según explica Estrella Cardona Gamio, Lewis Carrol fue un:

"Cuentacuentos como Mary Shelley y Robert Browning, siempre dentro del círculo familiar o amistoso, Oscar Wilde, autor de unas deliciosas historias que empezó relatando a sus dos hijos con El príncipe Feliz a la cabeza, Lewis Carrollal que no le faltaba concurrencia menuda –aparte de Alicia Liddell y sus hermanas-, y que secundaban también los mayores, Hans Christian Andersen y sus niños oyentes, Rudyard Kipling, escribiendo la colección de cuentos Precisamente así para su hijo, después de habérselos contado, claro, James M. Barrie, encantador de verbo fácil que subyugaba a una grey infantil en los Jardines de Kensington, Beatrix Potter quien escribió su primer cuento en la carta dirigida a un niño, J.R.R.Tolkien, cuya carrera se inició explicando por las noches cuentos a sus vástagos, y tantos, tantos otros que en muchos casos empezaron relatando historias a sus hijos o sobrinos, cuentos que fueron escritos y cuyos autores se conocen, como otros mucho menos afortunados que si bien los narraron, ajenos o propios, no han pasado a la historia de la literatura debido a su anonimato de personas comunes que jamás los escribieron, o, si fue hecho, esos cuentos se han perdido al hallarse pergeñados en hojas sueltas o cuadernos de cuadricula, que ocupaban dibujos llenos de ingenua gracia." 





Convengamos en que Alicia y Peter Pan son parientes cercanos. Sus autores se educaron en el racionalismo más exaltado, no es extraño que cabalgando en él lograran llegar al otro lado del espejo. La matemática es un mundo lógico, pero ficticio, todo es exacto si no sales a buscarlo a la realidad, y si te quedas dentro y tu inteligencia es osada como la de ellos, el mundo es una paradoja y un reflejo, una representación. 


Como en Proust, los afectos hipersensibles, una familia que es un mundo en si mismo, las dependencias y admiración por la madre, cuya presencia se intensifica en los ámbitos de la intimidad, hicieron el resto.


Se dice de Carroll que inventó el antecedente del Scrabble y la luz negra. Fue para la curiosidad, en el sentido lúdico de la palabra, la imagen especular de la ciencia utilitarista. Fue también un hijo del siglo XIX, quizá bastardo o pródigo, pero imposible de ocultar.






Como saliendo de una gazapera, bien arreglado, prolífico, suave, siempre con el tiempo pisándole los talones, en una carrera por llegar al punto donde se desvanece la infancia, para arremeter contra el adulto con conocimiento de causa, Dogson es el conejo del "País de las Maravillas", un viaje al revés, un no cumpleaños.

Un trabajo interesante para conocer su vida: El reloj del tiempo en la vida de Lewis Carroll



No hay comentarios: